21 de septiembre de 2016

La última vez que conté tus lunares tenías aproximadamente 45, lo dijo en pasado porque tú ya sabes que los lunares salen de un momento a otro en el lugar más inesperado, ahora debes tener unos 55 aprox. Me acuerdo de la última vez que tu corazón calmó al mío y la paz con la que me dormí en un segundo sobre ti. Recuerdo lo cómoda y calentita que me tenías cuando iba a tu casa, o cuando me traías la once a la cama pese a que no te gustaba comer pan allí por las migas. Me acuerdo de la primera vez que me dejaste sacarte cejas con unas pinzas malas, o de la vez que compramos pizza y le echamos cuanto podíamos para el sabor. Tengo en mi cabeza cada noche que pasé contigo, el sentimiento de que no podría estar mejor en otro lugar. Lo tengo todo resonando y dando vueltas durante todo el día porque todo me recuerda a ti, unas pinzas, unas clases de psicología, matemáticas, una risa. Me estoy desmoronando otra vez porque busco tu olor como se buscaría el oxígeno y solo encuentro olor a droga y cigarrillos.

21 de agosto de 2016

Somos odiosamente frágiles y coordinadas, somos florecitas enredadas que esclarecen y ven caer el atardecer sin saber que aún están juntas. No dejamos de ver el futuro aún sabiendo que está vacío, y no dejamos de sentirnos desesperanzadas apenas creemos que se nos va el amor de los dedos. Nos congelamos en invierno y solo queremos que pase, que se vaya, que deje nuestra nariz infinitamente fría, porque nos dan unas ganas inmensas de soplarnos los deditos y calentarnos a base de puro tacto. Y jamás seré tan universal como lo fui (y aún soy) contigo, ninguna teoría física estará ni cerca de explicar nuestro nivel de conexión, y no me digas que no lo sientes, que no miras el futuro y algo susurra por favor que nos encontremos en otra vida, en otro lugar, en otra promesa, con corazones más estables y cuerpos que nos soporten. Echémonos coca-cola en la piel y amarrémonos flores raras en el pelo y déjame calentarte las manitos otra vez y ya me estoy arrepintiendo porque escribirte siempre termina en añoranza justo en el centro del pecho.

11 de julio de 2016

Me duele la cabeza mamá, me duele el pelo que no dejaste de tirar hasta que te cansaste. Me duele el ojo rojo e hinchado que no te provoca ni un poquito. Me duele no sentirme segura en lo que ha sido siempre mi casa, me duele sentir que ustedes ya no son más mi familia porque uno no le hace así de daño a la gente que quiere, me duele el cuerpo mamá, me duelen las manos de defenderme tanto, me duele que no te acordi que el primer golpe lo tiraron ustedes y no yo, que partieron gritando ustedes y no yo, que de chica que me haz sacado la chucha y yo por ahí diciendo que ustedes son buena gente. No soy muy diferente a las mujeres que critico por quedarse calladas. Me duele todo mamá, me duele que ya no sepa si decirte mamá, si me duele hasta la mandíbula y el corazón y la espalda por una mochila que nunca fue mía. Me duele todo mamá.

26 de mayo de 2016

Carta de las hojas de otoño.

Hay un Paulo por ahí que anda como perdido, que decide decir siempre quizás, o demás, o ''igual que paja''. Ese quizás que es un poquito sí, pero un poquito no. Un ''demás'' que podría ser pero no es ni será jamás, acompañándolo con esa risa que ocupa a veces. Hay un Paulo que por ahí anda como perdido, como creyendo que ser profe es piola pa él, que las hojas amarillas, que el otoño, que dormir, que sus martes de pijama. Hay un Paulo por ahí que anda como perdido, que casi, casi fue un buen muchacho. Un poquito sí, pero un poquito no. Hay un Paulo por ahí.

21 de mayo de 2016

Ojalá lo veas.


Ojala lo veas, ojalá lo veas, ojalá lo veas, ojalá lo vea, ojalá.


; y si no lo ves, ojalá la escuches en a saber dónde y no te produzca dolor recordarme. Ojalá lo escuches y nos recuerdes, ese nosotras tan lindo entre toda la mierda, ese nosotras sano, bonito, esas amigas. Esta canción es de las dos.

15 de mayo de 2016

No me dijiste que me detuviera, no me peleaste, no me gritaste que era yo, que yo era el problema, yo y mi infancia problemática con olor a vino de mi papá y sabor a lágrimas de mi mamá. No me callaste con un beso ni susurraste que parara, que siempre hacía lo mismo, que huía de los problemas cada que podía. No peleaste conmigo, no peleaste por mí, simplemente nos quedamos parados a ver como los buses se iban y tú y yo seguíamos allí aún si ya no formábamos un ''nosotros''. Me dijiste que aquella era la salida fácil, ''pero es verdad, después de todo, ¿qué más se puede hacer?''... Sí podríamos haber hecho mucho. Podríamos habernos gritado que nos queremos demasiado como para que esto sea sano y no más dañino, podríamos habernos pegado, podríamos habernos sacado la cara a mordiscos, y yo podría haber no soltado tus labios hasta dejártelos hinchados y morados, y podríamos haber sido dos animales, y tú podrías haberme fundido en ti con tu cuerpo de león, habría sido doloroso, instintivo, placentero, habría sido todo. Habría sido un año pasando frente a nuestro orgasmo, y mi cuerpo no estaría nunca preparado para tanto amor, podría haberme muerto contigo agarrada de brazos y piernas, y entonces estaría el resto de la eternidad abrazándote. Y no me arrepentiría. Y no me dolería.
Pero en vez de eso, nos despedimos. Y cuando supimos que ya ninguno se veía, rompimos en llanto. Porque es demasiado. Porque todo lo que no sea tú es poco; porque soy un ser débil y cobarde la mayoría del tiempo; porque te necesito más de lo que necesito a nadie más, porque no me imagino sin ti.
No me imagino sin ti.
Y ahora ya no te tengo.
Estoy sin ti.

4 de abril de 2016

Voy a hacer como que duermo, como que no espero la lluvia, como que quiero ir al liceo, como que quiero salir de mi casa, como que quiero comer. Voy a hacer como que me río, y mientras más fuerte mejor. Voy a hacer como que estoy súper ocupada entre cigarro y cigarro; haré como que los estudios son súper importantes, y haré como que focalizo todo mi ser en eso. Haré como que no me importa que hablen weas, haré como que no extraño a toda esa gente que tiene un pedacito de mí y que no puedo ver tanto como quisiera, que ya no está. Haré como que la muerte no me asusta, haré como que quiero vivir para siempre. Haré como que soy super simpática y haré, por sobre todas las cosas, el amor. Pero en un día voy a mandar todo bien a la mierda y no quiero que nadie esté allí para ver como me despedazo.

24 de enero de 2016

.butterfly.

Mariposas nocturnas señalan su camino, está tan cansada que sabe que no lo lograría por sí sola. Se pregunta cuál ha sido el momento exacto en el que ha empezado de nuevo, en que el vacío ha empezado a esparcirse por su estómago, por su pecho, por sus manos. ¿Desde cuándo es tan difícil no despedazarse los brazos, controlar las voces, los insultos? Tiene miedo, tiene miedo de empezar de nuevo, porque no está segura de poder salir otra vez, de poder frenarse ante las ganas de saltar frente un auto, las ganas de verse la piel llena de heridas sangrantes.
Se acuesta en su cama llena de mariposas y piensa en que aquel momento de la noche podría ser perfecto, las voces le corean nuevamente y ella se asusta, se asusta un montón, porque saber que están por allí es una cosa, pero escucharlas es completamente distinto. La respiración empieza a faltarle y se mira sus brazos, sus piernas, su estómago. ¿Qué tan terrible sería? ¿Qué tan malo sería volver a empezar?
Las mariposas huyen desesperadas por la ventana abierta de su habitación, y sólo una se queda, desafiante, valiente, pequeña. Le canta una pequeña canción de cuna, se le posa en la frente y silencia las sombras. La arropa con otras mariposas menos atemorizadas y la hace dormir. Y la chica llora lo que no lloró despierta, pero entonces su habitación brilla de mariposas nocturnas y ellas se llevan sus lágrimas como un secreto para siempre guardado entre las calles de una ciudad oscura, entre casas pequeñas, habitaciones solitarias.

14 de enero de 2016

Como el universo.

Como cuando las mariposas se posan en tus pétalos y el viento te acaricia la cara. Como cuando las flores se enredan entre los cabellos y el otoño deja caer su manto de colores café.
Somos frágiles, como el universo.

7 de enero de 2016

¿Invierno o Verano?

No sé cuando me gustas más, si en invierno o en verano.
Recuerdo que hace mucho tiempo pensaba que lo que nos hacía estar juntos, era el frío. Necesitábamos del calor del otro para contrarrestar el peso del viento, las bajas temperaturas, esa bonita estación que cubre todo de colores pálidos. Incluso cuando chocábamos como las estrellas, parecía que estábamos bajo el manto de colores invernales. Nos veía abrazados, intentando que el frío no entrara al colchón, hablando de piedras y universos, del futuro, nos veía apasionados, calmados, con la quietud de quien aún tiene tiempo para besar, y reír, y llorar, y pelear; y me doy cuenta allí, exactamente allí, que estoy fundida en ti. Pensé que nos disolveríamos como la nieve con la llegada del calor, que seríamos agua evaporándose, subiendo hacia las nubes y luego cayendo como lluvia, y entonces solo seríamos alimento de plantas, repartidos por ahí, separados.
No sé cuando me gustas más, si en invierno o en verano.
Pero nos veo, nos veo y no nos disolvemos, ni te esfumas, ni desaparecemos. Llega el verano y nos veo revolcándonos en tu cama, sudados, riéndonos, haciendo chistes malos, me veo sentada encima de ti y me doy cuenta de que ahí, contigo abrazándome y yo escondida en tu pecho, exactamente ahí, es mi lugar favorito del mundo. Todo parece más colorido, por supuesto. Se ven las cosas más del color del sol, el cielo más azul, tu cuerpo más colorido y nosotros más vivos. En invierno no me hablabas del futuro con un ''Nosotros'' de por medio. Ahora, de a poco, lentamente me incluyes. Me celas, me demuestras que te importo como no lo hacías antes. Me miras y me sonríes como si me quisieras al menos una cuarta parte de todo lo que te quiero yo.

Es el calor, lo sé. Pero también, en invierno, te quedabas dormido dándome besos, y me tomabas de las manos como si nada te importara en realidad.

Y en verano, oh, en verano, me declaras que me amas con el sol escondiéndose, y me enamoras como si no te dieras cuenta de lo mucho que ya te amo.

Te amo lo mismo en todas las estaciones del año.