27 de febrero de 2015

Vete a la mierda, verano.


Extraño es como cambian las cosas,
Un día, bastó un día.
Tan desechable que no importa,
si se pierde, si se rompe,
no importa.

Así que....
¿Hace cuánto?

El que pestañea pierde, me dijiste.
Adivina quién perdió.

Quiero desaparecer, esfumarme, desvanecerme.
Quiero ser oscuridad, tanto, tanto.
Que se acabe este verano de mierda,
Que se termine este sube y baja de emociones.

Basta.

26 de febrero de 2015

Se me agotó el verano.


Es raro.
Este verano realmente estuve,
fui de forma consistente,
carne y hueso.
Aparecí ante la gente,
creo.

Me creía una forma etérea,
tan impalpable, tan abstracta.

Pero ahora sé que puedo existir,
sé que estoy.
Como mi adicción a la nicotina,
me he hecho adicta a existir.
Y ahora las sombras me quieren llevar
nuevamente a la oscuridad.

No quiero ir,
no quiero volver allí,
no quiero ataques de pánico,
ni siluetas borrosas asustando mis latidos,
tampoco gargantas resentidas de tantos nudos.
No quiero ir,
no quiero volver allí.
¿Quién eres cuando nadie te mira?

Nadie, no soy nadie,
ése es el problema.
Odio ser nadie.

Quiero ser nube,
viento, cielo, mar.
Pero no quiero habitar
en la oscuridad.

Con mis dedos desvaneciéndose
intento aferrarme a los postes desvencijados.
Con mi cuerpo me aferro a la humanidad
que se me pierde en las aguas turbias.

Curioso.
Curioso pensar que había encontrado
algo de estabilidad.
¿Por qué siempre tan fácil de engañar?
Como si las cosas fueran a cambiar.

Ahí está
el peso insistente,
cortante, abrazador, frío.

Quiero borrarme del mapa,
Pero no quiero irme del tiempo,
no quiero irme del mundo,
no quiero dejar los brazos de los que quiero
ni desaparecer por completo.

Quiero ahogar lo que me pide a gritos morir,
pero no puedo matarlo sin matarme
también a mí.

Odio esto.
Amo esto.
Insomnios pálidos, dolores profundos.
Odio esto.
Amo esto.
Tan enloquecedor, que ya no siento dolor.