1 de septiembre de 2015

Discúlpame si desespero.

Discúlpame si te beso
y se me nota desesperada.
Es que me agobia eso de tenerte,
y a la vez no hacerlo.
Siento que cuando tus labios no besan los míos,
están atrayendo a otros a hacer lo mismo.

Discúlpame si te beso
y se me nota desesperada.
Quiero aprovechar al máximo
las veces en que te tengo,
pero me abruma pensar,
imaginar, alucinar, saber,
que en cualquier momento,
en cualquier minuto, segundo, día,
te me irás como se va el viento.

¿Y qué haré yo entonces?
¿Qué haré yo sino tirarme a las rocas?
Descansar mis pómulos descoloridos,
mis cabellos rancios, mi cuerpo eterno,
dejar que mi corazón se lo lleven las olas,
y tal vez volver a encontrarlo otro día.
Que me lave el mar tus besos,
exquisitamente repartidos en todo mi cuerpo.
Olvidarte como se olvidan las hojas de otoño,
pese a que éstas estén ahí a la vista.

Entonces le tendría terror a las estrellas,
porque veo tus ojos reflejados en cada una de ellas.
Ni hablar de los truenos,
se parecen demasiado a ti.

¿Qué haré yo entonces,
sin lluvia, sin truenos, sin estrellas?