9 de septiembre de 2014

Cabellos rizados.

Miro fotos del pasado con una lentitud agonizante. Mis ojos se llenan sin explicación cuando veo una sonrisa en esa chiquilla de ojos brillantemente azules y cabellos desordenados y rizados. La felicidad es tan subjetiva.

Miro fotos de hace 8 años con una sonrisa desgarrada. ¿Dónde están esas dos niñas que jugaban con todo y se reían de nada?

Miro fotos de hace 5 años con el rostro contraido de dolor. ¿Dónde están esas tres infantes que se escondían en los baños y bailaban en los patios? Aún las busco, aún no acepto que ya no somos más.

Miro fotos de hace 2 años con las lágrimas corriéndome por las mejillas. ¿Las cosas pueden cambiar tanto en ese periódo de tiempo? La felicidad, ¿exactamente qué es eso?

Miro fotos de hace unos meses y no sé cuál es mi expresión. ¿Miedo? ¿Rabia? Las cosas no han cambiado nada. Sigue el mismo dolor de siempre, de todos los años, in crescendo.

¿Qué estoy haciendo, mirando el pasado?

Me duelen tantas cosas, me siento magullada, destrozada por todas partes. Tantas cosas en mi cabeza. Presión tras presión, culpa tras otra. Me estoy ahogando sola.

Sé que soy la gota que derramó tu vaso. Tú fuiste la gota que derramó mi vaso, pero aceptémoslo, hace ya tiempo que nuestros vasos están rotos.

La gente es mala, oscura. No confíes en ellos, por favor, no confíes en ellos.

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