1 de noviembre de 2015

Ándate de la casa. Agarra todas tus weas y lárgate. Tratas como la mierda a la única persona que a pesar de todo te defiende y te adora, le dices que no ha cambiado, cuando eres tú el único conchesumadre que sigue siendo tan hijo de puta como antes.
Lo escribo a las 4:27 de la mañana porque quiero gritarle a tu cara de puerco todo esto y más, pero eso solo la heriría más. Te odio. Te odio con el rencor de ver llorar a mi mamá un año entero por un weón que no la merece, te odio con el rencor de saber que tú por ella no das nada y ella, ella lo da todo. También te odio por mí, porque por ti, por ti y todas las weas rancias que tú haz hecho, yo no he sido la misma. Te odio, igual que a todas tus putas. Quiero romperte la cara y ojalá cortarte el pico, a ver si entonces te pones a pensar más con la cabeza.
¿Dices que te vas a ir? Bueno, ándate, ve a cuántos de nosotros le importa. Soy capaz de apañármelas, ahora sí. Ya no tengo 11 u 12 años. Lárgate de mi vida.

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